Ciudades sosteninbles: Mejorando barrios en Tegucigalpa, Honduras

La calidad de vida de las personas es la medida del éxito de un país. El éxito del desarrollo debe medirse por la capacidad de las personas de vivir con dignidad, sentirse seguras en sus barrios, disfrutando de las tradiciones, los deportes y la recreación.

El Programa de Integración y Convivencia Urbana de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del BID, realizado en Tegucigalpa, Honduras, apoyó a los barrios de la ciudad a soñar, planear y construir el hábitat que deseaban. Ejecutamos el proyecto apoyándonos en tres ejes estratégicos:

  1. Integración social, para lograr ciudades participativas y cohesionadas socialmente
  2. Sostenibilidad ambiental, porque no es posible pensar el desarrollo sin la protección del medio ambiente natural y los recursos escasos
  3. Competitividad, en busca de un desarrollo urbano integrado y sustentable basado en un real progreso de las personas, la generación empleos de calidad y de oportunidades de inversión

El programa ha mejorado la convivencia social y comunitaria, a través de la preparación e implementación de los Planes Integrales de Barrios, que incluyen la construcción de sistemas de infraestructura de agua potable y alcantarillado sanitario; construcción de vialidad interna, incluyendo red peatonal; mejoramiento de alumbrado público; construcción de drenajes pluviales; construcción y mejoramiento de equipamiento urbano; y el fortalecimiento del tejido social a través de la participación social de las organizaciones comunitarias, desarrollo de actividades deportivas, fortalecimiento de las capacidades laborales, siempre cuidado del medio ambiente.

Intervenimos 9 colonias de la ciudad: San Juan Del Norte, Buenas Nuevas, Brisas de la Laguna, Las Pavas Alemania, David Betancourt, Arcieri 1, 2. Montes de Bendición, y Ramón Amaya Amador. El programa benefició a 3,132 familias, conformadas por 14.014 habitantes de la ciudad. También se pavimentaron calles vehiculares con concreto hidráulico, se construyeron gradas en pasajes peatonales, se crearon 3.500 conexiones domiciliarias para agua potable, entre otros. 44 viviendas nuevas fueron construidas, y más de 13.900 personas recibieron capacitaciones en albañilería, fabricación de piñatas y preparación de productos de limpieza.

Además, más de 1.200 niños, entre 5 y 19 años, participaron del Programa de Deportes y Valores, orientado a mejorar la convivencia social. Los niños participaron en actividades en cinco disciplinas: atletismo, balón mano, levantamiento de pesas, taekuondo y tenis de mesa. El programa se enfoca en el fomento de valores a través del deporte y es avalado por el Comité Olímpico y las Federaciones correspondientes. Gracias a este proyecto se ha logrado el aumento de los niños y niñas matriculados en las escuelas y la disciplina ha mejorado en las aulas.

No solo los niños se vieron beneficiados, también se fortalecieron las capacidades de los dueños de pequeños negocios, a través de la creación de redes de comercialización, mejoras de acceso a créditos y servicios financieros. Todo esto les ha permitido diversificarse y potenciarse para mejorar sus negocios. Estas capacitaciones son llevadas a cabo por profesores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y se les entregaron 53 certificados a quienes completaron todos los módulos.

Los desafíos que el programa se ha planteado a resolver en materia urbana son:

Lograr la rearticulación de la organización comunitaria

Desarrollar lazos con la institucionalidad local y sectorial

Producir una mejora significativa y observable de los barrios y la calidad de vida de sus habitantes

El programa trata todos estos desafíos basado en la integralidad de las intervenciones, abordando con la misma importancia los aspectos sociales y los aspectos físicos de los proyectos de recuperación de los barrios. La intervención físico-espacial, se concibe a partir de la definición de un plan urbano integral que vincula obras físicas con iniciativas sociales que potencian la sostenibilidad de las obras.

La comunidad pasa de ser usuarios pasivos a vecinos con deberes y derechos. Para ello, el programa abre espacios para generar encuentros ciudadanos para el debate, la negociación y el consenso. La integralidad plantea además el desafío de convocar a otras instituciones, en esfuerzos intersectoriales, tanto en el nivel nacional como en los niveles regional y local. En este contexto la participación de los habitantes de los barrios donde hemos trabajado ha sido la parte fundamental de la sostenibilidad y ampliación de este programa.

Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

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