La falda del traje sastre era más corta, hasta el tobillo, lo que otorgaba mayor movilidad. Petit, uniformado con el chandal del Barcelona, reconocía que en sus primeras semanas en la Ciudad Condal se volvió “paranóico” con su suplencia, en la que veía atisbos de temas extradeportivos. Hacia mediados de siglo los dictámenes de la moda pasaron a Estados Unidos, que impuso un tipo de moda juvenil, práctica y deportiva, ejemplificada en el blue-jean o pantalón vaquero. Debido al creciente interés por la moda masculina, en 1866 empezó a publicarse la revista The Tailor and Cutter: A Trade Journal and Index of Fashion. En moda masculina, en la segunda mitad de siglo el frac pasó a usarse por la tarde-noche, mientras que de día se usaba el redingote. Estuvo de moda entonces el escote con forma de V, en vez de los altos cuellos que se llevaban hasta entonces, así como el uso de una túnica hasta la rodilla superpuesta a la falda, que llegaba hasta el tobillo. Comenzaba por debajo del busto, al que otorgaba la forma llamada «pecho de paloma», y desplazaba las caderas hacia atrás, acentuando las nalgas, lo que a la larga provocaba problemas musculoesqueléticos. Cosas del cambio de vida, de saltar de la política a la buena vida.
He votado con ilusión por el cambio. En 2000, con el cambio de milenio, por encargo del Ayuntamiento de Madrid diseña Madre Universo una de las carrozas de la Cabalgata de Reyes. Gondor y uno de los montaraces que forman parte de la tropa apostada en Ithilien a cargo del capitán Faramir, hijo del senescal Denethor II. Que vuelva a la legalidad. Doucet se inició en la sombrerería hasta que se pasó al mundo de la moda, encaminando su negocio más a la clase media que a la aristocracia. El traje sastre representó la irrupción de un tipo de mujer más moderna, abocada cada vez más a actividades de ocio y deporte, así como progresivamente al mundo laboral. En esta época se asoció cada vez más el ir de compras al ocio, a una actividad lúdica y agradable. Durante esta época surgió la costumbre de que las novias vistiesen de blanco, que se convirtió en un rito social.
La nueva prenda masculina fue la levita, adaptada de los uniformes de época napoleónica. Surgió el sistema de presentación de colecciones gracias a las pasarelas, entre las que destacaron las de París, Londres, Nueva York, Roma y Milán. Sólo hay algo peor que un despido: la degradación máxima, el pisoteo, el ninguneo. Además de las aves que adornan las esquinas de la joya, otros animales tienen cabezas de lobo y colas de pescado. El Barça cumplió a rajatabla la proporción áurea de los equipos que llegan lejos en Champions: dos goles salvados por su portero y otros dos marcados por su mejor delantero. A mediados de siglo, en relación al movimiento artístico del prerrafaelismo, surgió una nueva corriente que propugnaba una línea de vestidos más sencilla para la mujer, sin las ataduras de los corsés y las crinolinas. En la última década el polisón desapareció y se llevaron faldas de línea fina elaboradas en seda o crepé de China.
Para sus vestidos de noche seguía preferentemente la línea Imperio, con añadidos de encajes y fajines de cinta. Aun así, hacia 1908, el surgimiento de las faldas tubo (hobble skirt), unas faldas rectas y estrechas inspiradas en el estilo Imperio, conllevó el uso de corsés tipo faja, lo que redujo de nuevo la movilidad de la mujer. A mediados de la primera década ya se fueron introduciendo cambios: en 1906, Paul Poiret eliminó el corsé de la vestimenta femenina, con vestidos más funcionales que permitían mayor movilidad. En la antesala de la Primera Guerra Mundial se generalizaron los «trajes sastre», formados por falda, blusa y chaqueta. En el Reino Unido aparecieron los blazers, un tipo de chaqueta de origen marino. La transición entre los siglos xix y xx fue conocida como Belle Époque o, en Reino Unido, como «época eduardiana», que coincidió en arte con el estilo Art Nouveau, caracterizado por un decorativismo exagerado. Oxus y destruyeron el reino grecobactriano hacia la mitad del siglo II a. En la segunda mitad del siglo nació la alta costura, cuyo concepto se atribuye al diseñador inglés Charles Frederick Worth. Como entrenador ha dirigido al cadete del Barcelona y al Palafrugell. Abrigo de uso diario, a menudo muy gastado, hecho de lana áspera similar al sayal y de color marrón rojizo, muchos griegos como Sócrates no tenían otra ropa.